23 de abril de 2020

La pandemia de COVID-19 es una emergencia de salud p¨²blica, pero es mucho m¨¢s.   

Es una crisis econ¨®mica. Una crisis social. Y una crisis humana que se est¨¢ convirtiendo r¨¢pidamente en una crisis de derechos humanos. 

En febrero hice un llamamiento a la acci¨®n para que la dignidad humana y la promesa de la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos constituyan el componente fundamental de nuestra labor. 

Como dije entonces, los derechos humanos no pueden ser una idea secundaria en tiempos de crisis, y ahora nos enfrentamos a la mayor crisis internacional en varias generaciones. 

Hoy he publicado un informe en el que se destaca que los derechos humanos pueden y deben guiar la respuesta y la recuperaci¨®n ante la COVID-19.  

El mensaje es claro: las personas y sus derechos deben ser lo primero.  

Mirar a trav¨¦s del prisma de los derechos humanos hace que todos cuenten y garantiza que nadie se quede atr¨¢s. 

Las respuestas de derechos humanos pueden ayudar a vencer la pandemia haciendo hincapi¨¦ en la necesidad imperiosa de atenci¨®n sanitaria para todos.  

Pero tambi¨¦n sirven como un sistema de alerta fundamental al poner de relieve qui¨¦nes son los que m¨¢s sufren, por qu¨¦ y qu¨¦ se puede hacer al respecto.  

Hemos visto que el virus no discrimina, pero sus efectos s¨ª: sacan a la luz las profundas deficiencias en la prestaci¨®n de servicios p¨²blicos y las desigualdades estructurales que obstaculizan el acceso a ellos. Tenemos que asegurarnos de que se aborden adecuadamente en la respuesta.   

Vemos los efectos desproporcionados en ciertas comunidades, el aumento del discurso de odio, los ataques a grupos vulnerables y el riesgo de que la mano dura en las respuestas en materia de seguridad socave la respuesta sanitaria. 

En un contexto de etnonacionalismo, populismo y autoritarismo en aumento, al tiempo que se produce un retroceso en los derechos humanos en algunos pa¨ªses, la crisis puede servir de pretexto para adoptar medidas represivas con fines no relacionados con la pandemia.  

Esto es inaceptable. 

M¨¢s que nunca, los Gobiernos tienen que ser transparentes, receptivos y responsables. El espacio c¨ªvico y la libertad de prensa son fundamentales. Las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado tienen funciones esenciales que desempe?ar. 

Y en todo lo que hagamos, no olvidemos nunca que la amenaza es el virus, no las personas. 

Tenemos que asegurarnos de que todas las medidas de emergencia, incluido el estado de emergencia, sean legales, proporcionadas, necesarias y no discriminatorias, tengan un ¨¢mbito y una duraci¨®n espec¨ªficos y adopten el enfoque menos intrusivo posible para proteger la salud p¨²blica. 

La mejor respuesta es la que mitiga de forma proporcionada las amenazas inmediatas, protegiendo al mismo tiempo los derechos humanos y el estado de derecho. 

Mirando hacia delante, nuestra labor de reconstrucci¨®n debe ser mejor. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se sustentan en los derechos humanos, proporcionan el marco para que la econom¨ªa y la sociedad sean m¨¢s inclusivas y sostenibles.  

El fortalecimiento de los derechos econ¨®micos y sociales aumenta la resiliencia a largo plazo. 

La recuperaci¨®n tambi¨¦n tiene que respetar los derechos de las generaciones futuras, potenciar las medidas clim¨¢ticas encaminadas a neutralizar las emisiones de carbono a m¨¢s tardar en 2050 y proteger la biodiversidad.

 

Todos estamos juntos en esto

 

El virus amenaza a todas las personas. Los derechos humanos favorecen a todas las personas. 

Al respetar los derechos humanos en estos tiempos de crisis, construiremos soluciones m¨¢s eficaces e inclusivas para la emergencia de hoy y la recuperaci¨®n de ma?ana.  

Gracias.