Excelencias, distinguidos invitadas e invitados, amigas y amigos, 

Es un privilegio unirme a ustedes para rendir homenaje a Nelson Mandela, extraordinario l赤der mundial, defensor y modelo a seguir.

Doy las gracias a la Fundaci車n Nelson Mandela por esta oportunidad y encomio la labor que lleva a cabo para mantener viva la visi車n de Mandela. Tambi谷n hago llegar mis m芍s profundas condolencias a la familia Mandela y al Gobierno y pueblo de Sud芍frica por el prematuro fallecimiento de la Embajadora Zindzi Mandela a principios de esta semana. Que descanse en paz. 

Tuve la suerte de encontrarme varias veces con Nelson Mandela. Jam芍s olvidar谷 su sabidur赤a, determinaci車n y compasi車n, que brillaron en todo lo que dijo e hizo. 

El pasado agosto, visit谷 la celda de Madiba en Robben Island. Me qued谷 all赤, mirando a trav谷s de los barrotes, embargado una vez m芍s por la humildad ante su enorme fuerza mental y su incalculable coraje. Nelson Mandela pas車 27 a?os en prisi車n, 18 de ellos en Robben Island, pero nunca permiti車 que esa experiencia lo definiera a 谷l o a su vida. 

Nelson Mandela se elev車 por encima de sus carceleros para liberar a millones de sudafricanos y convertirse en una inspiraci車n mundial y un icono moderno. 

Dedic車 su vida a luchar contra la desigualdad, que en las 迆ltimas d谷cadas ha alcanzado proporciones cr赤ticas en todo el mundo y plantea una amenaza cada vez mayor para nuestro futuro. 

Hoy, en el cumplea?os de Madiba, hablar谷 de c車mo podemos abordar las numerosas vertientes y capas de desigualdad que se refuerzan mutuamente, antes de que destruyan nuestras econom赤as y sociedades. 

Estimados amigas y amigos,

El COVID-19 ha puesto de relieve esa injusticia. 

El mundo est芍 en crisis. Las econom赤as est芍n cayendo en picada. 

Hemos sido puestos de rodillas por un virus microsc車pico. 

La pandemia ha revelado la fragilidad de nuestro mundo. 

Ha puesto al descubierto riesgos que hemos ignorado durante d谷cadas: sistemas de salud inadecuados; brechas en la protecci車n social; desigualdades estructurales; degradaci車n ambiental; la crisis clim芍tica. 

Regiones enteras que hab赤an logrado avances en la erradicaci車n de la pobreza y la reducci車n de la desigualdad han experimentado, en cuesti車n de meses, un retroceso de a?os. 

El virus representa un riesgo mayor para los m芍s vulnerables: los que viven en la pobreza, las personas mayores y las personas con discapacidad y enfermedades preexistentes. 

Los trabajadores de la salud est芍n en la primera l赤nea, y solo en Sud芍frica se han infectado m芍s de 4.000 de ellos. Rindo homenaje a su trabajo.

En algunos pa赤ses, se ven amplificadas las desigualdades en materia de salud, pues no solo los hospitales privados, sino tambi谷n las empresas e incluso los particulares est芍n acaparando equipo valioso que se necesita urgentemente para todos, un ejemplo tr芍gico de inequidad.

Las consecuencias econ車micas de la pandemia est芍n afectando a quienes trabajan en la econom赤a informal y en empresas peque?as y medianas, as赤 como a quienes tienen responsabilidades de cuidado, la mayor赤a de los cuales son mujeres. 

Nos enfrentamos a la recesi車n mundial m芍s profunda desde la Segunda Guerra Mundial, y al colapso m芍s amplio de ingresos desde 1870. 

Cien millones de personas m芍s podr赤an verse empujadas a la pobreza extrema. Podr赤amos ser testigos de hambrunas de proporciones hist車ricas. 

Se ha comparado al COVID-19 con una radiograf赤a que ha revelado fracturas en el fr芍gil esqueleto de las sociedades que hemos construido y que por doquier est芍 sacando a la luz falacias y falsedades: 

La mentira de que los mercados libres pueden proporcionar asistencia sanitaria para todos; 

La ficci車n de que el trabajo de cuidados no remunerado no es trabajo; 

El enga?o de que vivimos en un mundo post-racista;

El mito de que todos estamos en el mismo barco. 

Pues si bien todos flotamos en el mismo mar, est芍 claro que algunos navegan en super-yates mientras otros se aferran a desechos flotantes. 

Estimados amigas y amigos,

La desigualdad define la 谷poca en que vivimos. 

M芍s del 70 % de la poblaci車n mundial hace frente en su vida a una desigualdad cada vez mayor en t谷rminos de ingresos y riqueza. Las 26 personas m芍s ricas del mundo poseen tanta riqueza como la mitad de la poblaci車n mundial. 

Pero los ingresos, los salarios y la riqueza no son las 迆nicas medidas de la desigualdad. Las oportunidades de las personas en la vida dependen de su g谷nero, de su familia y su origen 谷tnico, de su raza, de si tienen o no una discapacidad, y de otros factores. 

M迆ltiples desigualdades se intersectan y refuerzan entre s赤 de generaci車n en generaci車n. La vida y las expectativas de millones de personas est芍n en gran medida determinadas por las circunstancias de su nacimiento. 

De esa manera, la desigualdad atenta contra el desarrollo humano para todos. Todos sufrimos sus consecuencias. 

Los niveles altos de desigualdad est芍n asociados con la inestabilidad econ車mica, la corrupci車n, las crisis financieras, el aumento de la delincuencia y la mala salud f赤sica y mental. 

La discriminaci車n, el abuso y la falta de acceso a la justicia definen la desigualdad para muchos, en particular para los pueblos ind赤genas, los migrantes, los refugiados y las minor赤as de todo tipo. Esas desigualdades son un ataque directo a los derechos humanos. 

Por consiguiente, a lo largo de la historia la lucha contra la desigualdad ha sido una fuerza impulsora en favor de la justicia social, los derechos laborales y la igualdad de g谷nero. 

La visi車n y la promesa de las Naciones Unidas es que los alimentos, la atenci車n de la salud, el agua y el saneamiento, la educaci車n, el trabajo decente y la seguridad social no son mercanc赤as que se vendan a quienes puedan pagarlas, sino derechos humanos b芍sicos que tenemos todos. 

Trabajamos para reducir la desigualdad, todos los d赤as, en todas partes.

Esa visi車n es tan importante hoy como lo fue hace 75 a?os. 

Ocupa el centro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, nuestro plan global acordado para la paz y la prosperidad en un planeta saludable, plasmado en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10: reducir la desigualdad en los pa赤ses y entre ellos. 

Estimados amigas y amigos, 

Incluso antes de la pandemia del COVID-19, muchas personas en todo el mundo comprendieron que la desigualdad estaba socavando sus oportunidades de vida. 

Ve赤an a su alrededor un mundo en desequilibrio. 

Se sent赤an dejados atr芍s.

Eran testigos de c車mo las pol赤ticas econ車micas encauzaban los recursos hacia unos pocos privilegiados. 

Millones de personas de todos los continentes salieron a las calles para hacer o赤r su voz. 

Las grandes y cada vez mayores desigualdades eran un factor com迆n. 

La ira que ha alimentado dos movimientos sociales recientes refleja una total desilusi車n con el statu quo. 

Las mujeres de todo el mundo han llamado la atenci車n sobre uno de los ejemplos m芍s atroces de desigualdad de g谷nero: la violencia perpetrada por hombres poderosos contra mujeres que simplemente tratan de hacer su trabajo. 

El movimiento antirracista que se ha extendido desde los Estados Unidos por todo el mundo tras el asesinato de George Floyd es una se?al m芍s de que las personas han dicho basta: 

Basta de desigualdad y de discriminaci車n que trata a las personas como delincuentes por el color de su piel; 

Basta ya de racismo estructural e injusticia sistem芍tica que niega a las personas sus derechos humanos fundamentales. 

Esos movimientos apuntan a dos de las fuentes hist車ricas de la desigualdad en nuestro mundo: el colonialismo y el patriarcado. 

El Norte Global, espec赤ficamente mi propio continente de Europa, impuso el dominio colonial en gran parte del Sur Global durante siglos, por medio de la violencia y la coacci車n.

El colonialismo cre車 una enorme desigualdad en los pa赤ses y entre ellos, incluidos los males de la trata transatl芍ntica de esclavos y el r谷gimen de apartheid aqu赤 en Sud芍frica. 

Despu谷s de la Segunda Guerra Mundial, la creaci車n de las Naciones Unidas se bas車 en un nuevo consenso mundial en torno a la igualdad y la dignidad humana. 

Una ola de descolonizaci車n se extendi車 por el mundo. 

Pero no nos enga?emos. 

El legado del colonialismo a迆n reverbera. 

Lo vemos en la injusticia econ車mica y social, el aumento de los delitos de odio y la xenofobia; la persistencia del racismo institucionalizado y la supremac赤a blanca.

Lo vemos en el sistema de comercio mundial. Las econom赤as que fueron colonizadas corren un mayor riesgo de quedar atrapadas en la producci車n de materias primas y bienes de baja tecnolog赤a, lo cual es una nueva forma de colonialismo. 

Y lo vemos en las relaciones de poder globales. 

?frica ha sido una doble v赤ctima. En primer lugar, como objetivo del proyecto colonial. En segundo lugar, los pa赤ses africanos est芍n insuficientemente representados en las instituciones internacionales creadas despu谷s de la Segunda Guerra Mundial, antes de que la mayor赤a de ellos obtuviera la independencia. 

Las naciones que salieron adelante hace 70 a?os se han negado a contemplar las reformas necesarias para cambiar las relaciones de poder en las instituciones internacionales. Un ejemplo de ello son la composici車n y el derecho de voto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y en las juntas del sistema de Bretton Woods. 

La desigualdad comienza en la cima: en las instituciones globales. Para abordar la desigualdad hay que empezar por reformar esas instituciones. 

Y no olvidemos otra gran fuente de desigualdad en nuestro mundo: milenios de patriarcado.

Vivimos en un mundo dominado por los hombres, en una cultura dominada por los hombres. 

En todas partes, las mujeres est芍n en peor situaci車n que los hombres, por el simple hecho de ser mujeres. La desigualdad y la discriminaci車n son la norma. La violencia contra la mujer, incluido el feminicidio, ha alcanzado niveles epid谷micos.

A nivel mundial, las mujeres siguen excluidas de los puestos de responsabilidad en los Gobiernos y en los consejos de administraci車n de las empresas. Menos de uno de cada diez l赤deres mundiales es una mujer.

La desigualdad de g谷nero perjudica a todos porque impide que nos beneficiemos de la inteligencia y la experiencia de toda la humanidad. 

Esa es la raz車n por la que, como orgulloso feminista que soy, he hecho de la igualdad de g谷nero una prioridad m芍xima, y la paridad de g谷nero es ahora una realidad en los puestos m芍s altos de las Naciones Unidas. Insto a los l赤deres a todos los niveles a que hagan lo mismo. 

Y me complace anunciar que el sudafricano Siya Kolisi es nuestro nuevo defensor mundial de la Iniciativa Spotlight de las Naciones Unidas, en cuya condici車n incorpora a otros hombres en la lucha para hacer frente al flagelo de la violencia contra las mujeres y las ni?as. 

Estimados amigas y amigos,

Las 迆ltimas d谷cadas han creado nuevas tensiones y tendencias.

La globalizaci車n y el cambio tecnol車gico han generado enormes avances en materia de ingresos y prosperidad.

M芍s de 1.000 millones de personas han salido de la pobreza extrema. 

Pero la expansi車n del comercio y el progreso tecnol車gico tambi谷n ha contribuido a un cambio sin precedentes en la distribuci車n del ingreso.

Entre 1980 y 2016, el 1 % m芍s rico del mundo absorbi車 el 27 % del crecimiento acumulado total de los ingresos. 

Los trabajadores poco cualificados se enfrentan a una avalancha de nuevas tecnolog赤as, a la automatizaci車n, la deslocalizaci車n del sector manufacturero y la desaparici車n de las organizaciones laborales. 

Los beneficios fiscales y la elusi車n y la evasi車n de impuestos siguen siendo un fen車meno generalizado. Se han reducido las tasas tributarias de las empresas.

Como consecuencia, han disminuido los recursos que se invierten en los mismos servicios capaces de reducir la desigualdad: la protecci車n social, la educaci車n y la atenci車n sanitaria. 

Y una nueva generaci車n de desigualdades va m芍s all芍 de los ingresos y la riqueza para abarcar los conocimientos y las aptitudes necesarios para tener 谷xito en el mundo de hoy. 

Profundas disparidades comienzan antes del nacimiento y definen vidas, y determinan una muerte temprana. 

En los pa赤ses con un desarrollo humano muy elevado, m芍s del 50 % de los j車venes de 20 a?os est芍n en la ense?anza superior. En los pa赤ses de bajo desarrollo humano, esa cifra es el 3 %. 

M芍s sorprendente a迆n es el hecho de que alrededor del 17 % de los ni?os nacidos hace 20 a?os en pa赤ses de bajo desarrollo humano ya han muerto. 

Estimados amigas y amigos, 

De cara al futuro, dos cambios s赤smicos dar芍n forma al siglo XXI: la crisis clim芍tica y la transformaci車n digital. Ambos podr赤an ensanchar todav赤a m芍s las desigualdades. 

Algunos de los acontecimientos que tienen lugar en los centros tecnol車gicos y de innovaci車n de hoy en d赤a son motivo de gran preocupaci車n. 

La industria de la tecnolog赤a, dominada por los hombres, no solo se est芍 perdiendo la mitad de los conocimientos especializados y de las perspectivas del mundo. Tambi谷n est芍 utilizando algoritmos que podr赤an afianzar a迆n m芍s la discriminaci車n de g谷nero y racial.

La brecha digital refuerza las divisiones sociales y econ車micas, de la alfabetizaci車n a la atenci車n sanitaria, de lo urbano a lo rural, del jard赤n de infancia a la universidad.

En 2019, cerca del 87 % de la poblaci車n de los pa赤ses desarrollados utilizaba Internet, frente a tan solo el 19 % en los pa赤ses menos adelantados. 

Corremos el peligro de un mundo de dos velocidades. 

Al mismo tiempo, para 2050, la aceleraci車n del cambio clim芍tico afectar芍 a millones de personas debido a la malnutrici車n, el paludismo y otras enfermedades, la migraci車n y los fen車menos meteorol車gicos extremos. 

Esto crea serias amenazas a la igualdad y la justicia intergeneracionales. Los j車venes que se manifiestan hoy en d赤a contra el cambio clim芍tico est芍n en la primera l赤nea de la lucha contra la desigualdad. 

Los pa赤ses m芍s afectados por la perturbaci車n del clima fueron los que menos contribuyeron al sobrecalentamiento global. 

La econom赤a verde ser芍 una nueva fuente de prosperidad y empleo. Pero algunas personas perder芍n sus trabajos, particularmente en los cinturones de 車xido post-industriales de nuestro mundo. 

De ah赤 que hagamos un llamamiento no solo a la acci車n clim芍tica, sino tambi谷n a la justicia clim芍tica. 

Los l赤deres pol赤ticos deben elevar su ambici車n, las empresas deben elevar sus miras y las personas en todas partes deben elevar sus voces. 

Hay un camino mejor, y debemos tomarlo.

Estimados amigas y amigos, 

Los efectos corrosivos de los actuales niveles de desigualdad se hacen ver con toda claridad.

A veces se nos dice que la fase ascendente de la marea de crecimiento econ車mico levanta a todos los barcos.

Pero en realidad, la desigualdad cada vez mayor hace que se hundan todos los barcos. 

Se ha erosionado la confianza en las instituciones y los l赤deres. La participaci車n del electorado a nivel mundial ha disminuido como promedio en el 10 % desde principios de la d谷cada de 1990. 

Las personas que se sienten marginadas son vulnerables a los argumentos que culpan de sus desgracias a otros, en particular a aquellos de apariencia f赤sica o comportamiento diferentes. 

Pero el populismo, el nacionalismo, el extremismo, el racismo y el uso de chivos expiatorios solo crear芍n nuevas desigualdades y divisiones en las comunidades y entre ellas; entre pa赤ses, entre etnias, entre religiones. 

El COVID-19 es una tragedia humana. Pero tambi谷n ha creado una oportunidad generacional. 

Una oportunidad de construir un mundo m芍s inclusivo y sostenible.

La respuesta a la pandemia y al descontento generalizado que la precedi車 deber芍 basarse en un Nuevo Contrato Social y un Nuevo Acuerdo Global que creen igualdad de oportunidades para todos y respeto por los derechos y libertades de todos. 

Solo as赤 podremos cumplir los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de Par赤s y la Agenda de Acci車n de Addis Abeba, acuerdos que abordan precisamente los fracasos que la pandemia ha expuesto y explotado. 

Un Nuevo Contrato Social en las sociedades permitir芍 a los j車venes vivir con dignidad; asegurar芍 que las mujeres tengan las mismas perspectivas y oportunidades que los hombres; y proteger芍 a los enfermos, a los vulnerables y a las minor赤as de todo tipo. 

La educaci車n y la tecnolog赤a digital deber芍n ser dos grandes facilitadores e igualadores. 

※La educaci車n es el arma m芍s poderosa que podemos usar para cambiar el mundo§. Como siempre, Nelson Mandela fue el primero en decirlo. 

Los Gobiernos deben dar prioridad a la igualdad de acceso, desde el aprendizaje temprano hasta la educaci車n permanente. 

La neurociencia nos dice que la educaci車n preescolar cambia la vida de los individuos y aporta enormes beneficios a las comunidades y sociedades. 

Por lo tanto, cuando los ni?os m芍s ricos tienen siete veces m芍s probabilidades que los m芍s pobres de asistir a la escuela preescolar, no es sorprendente que la desigualdad sea intergeneracional. 

A fin de ofrecer una educaci車n de calidad para todos, necesitamos duplicar con creces el gasto en educaci車n en los pa赤ses de ingresos bajos y medianos para 2030, hasta alcanzar los 3 billones de d車lares al a?o.

En el plazo de una generaci車n, todos los ni?os de los pa赤ses de ingresos bajos y medianos podr赤an tener acceso a una educaci車n de calidad a todos los niveles. 

Esto es posible. Solo tenemos que decidirnos a hacerlo. 

Y en la medida en que la tecnolog赤a transforma nuestro mundo, no basta con adquirir conocimientos o aptitudes. Es necesario que los Gobiernos den prioridad a la inversi車n en la alfabetizaci車n digital y la infraestructura. 

Ser芍 esencial aprender a aprender, adaptarse y adquirir nuevas aptitudes. 

La revoluci車n digital y la inteligencia artificial cambiar芍n la naturaleza del trabajo y la relaci車n entre el trabajo, el ocio y otras actividades, algunas de las cuales no podemos ni siquiera imaginar hoy en d赤a. 

La Hoja de Ruta para la Cooperaci車n Digital, presentada en las Naciones Unidas el mes pasado, promueve una visi車n de un futuro digital inclusivo y sostenible conectando a la Internet a los 4.000 millones de personas que restan por hacerlo para 2030. 

Las Naciones Unidas tambi谷n han lanzado ※Giga§, un ambicioso proyecto para poner en l赤nea a todas las escuelas del mundo. 

La tecnolog赤a podr芍 turbocargar la recuperaci車n respecto del COVID-19 y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Estimados amigas y amigos,

El aumento de las brechas de confianza entre personas, instituciones y l赤deres nos amenaza a todos. 

Las personas quieren sistemas sociales y econ車micos que beneficien a todos. Tambi谷n quieren que se respeten sus derechos humanos y libertades fundamentales. Quieren tener voz y voto en las decisiones que afectan a sus vidas. 

El Nuevo Contrato Social, entre los Gobiernos, las personas, la sociedad civil, las empresas y m芍s, deber芍 integrar el empleo, el desarrollo sostenible y la protecci車n social, sobre la base de la igualdad de derechos y oportunidades para todos. 

Las pol赤ticas laborales, combinadas con un di芍logo constructivo entre los empleadores y los representantes de los trabajadores, pueden mejorar la remuneraci車n y las condiciones de trabajo. 

La representaci車n de los trabajadores tambi谷n es fundamental para hacer frente a los desaf赤os que plantean a los empleos la tecnolog赤a y la transformaci車n estructural, incluida la transici車n a una econom赤a verde. 

El movimiento laborista tiene una orgullosa historia de lucha contra la desigualdad y de defensa de los derechos y la dignidad de todos. 

Es esencial que el sector informal se integre gradualmente en los marcos de protecci車n social. 

Un mundo cambiante requiere una nueva generaci車n de pol赤ticas de protecci車n social con nuevas redes de seguridad que incluyan la cobertura sanitaria universal y la posibilidad de un ingreso b芍sico universal. 

Es esencial establecer niveles m赤nimos de protecci車n social y revertir la subinversi車n cr車nica en los servicios p迆blicos, como la educaci車n, la atenci車n de la salud y el acceso a Internet. 

Pero esto no es suficiente para hacer frente a desigualdades arraigadas. 

Necesitamos programas de acci車n afirmativa y pol赤ticas especialmente dirigidas a abordar y remediar las desigualdades hist車ricas de g谷nero, raza o etnia que han sido reforzadas por las normas sociales. 

La tributaci車n tambi谷n tiene un papel en el Nuevo Contrato Social. Todos 〞individuos y empresas〞 deber芍n pagar la parte que les corresponde. 

En algunos pa赤ses, hay lugar para impuestos que reconocen que los ricos y las personas bien conectadas se han beneficiado enormemente del Estado y de sus conciudadanos. 

Los Gobiernos tambi谷n deber赤an trasladar la carga fiscal de las n車minas al carbono. 

Gravar el carbono en lugar de a las personas aumentar芍 la producci車n y el empleo, al tiempo que reducir芍 las emisiones. 

Debemos romper el c赤rculo vicioso de la corrupci車n, que es a la vez causa y efecto de la desigualdad. La corrupci車n reduce y desperdicia los fondos disponibles para la protecci車n social; debilita las normas sociales y el estado de derecho. 

La lucha contra la corrupci車n depende de la rendici車n de cuentas. La mayor garant赤a de la rendici車n de cuentas es una sociedad civil vibrante con medios de comunicaci車n libres e independientes y plataformas de redes sociales responsables que fomenten un debate saludable. 

Estimados amigas y amigos,

Encaremos los hechos. El sistema pol赤tico y econ車mico mundial no est芍 proporcionando bienes p迆blicos mundiales de importancia vital: la salud p迆blica, la acci車n clim芍tica, el desarrollo sostenible, la paz. 

La pandemia del COVID-19 nos ha recordado la tr芍gica desconexi車n entre el inter谷s propio y el inter谷s com迆n; y las enormes brechas en las estructuras de gobernanza y los marcos 谷ticos. 

Para cerrar esas brechas y hacer posible el Nuevo Contrato Social, necesitamos un Nuevo Acuerdo Global que haga que el poder, la riqueza y las oportunidades se repartan de manera m芍s amplia y justa a nivel internacional.

Un nuevo modelo de gobernanza mundial debe basarse en la participaci車n plena, inclusiva y en pie de igualdad en las instituciones mundiales. 

De lo contrario, nos enfrentaremos a desigualdades y brechas a迆n mayores en materia de solidaridad, como las que presenciamos hoy en d赤a en la fragmentada respuesta mundial a la pandemia del COVID-19. 

Los pa赤ses desarrollados est芍n muy interesados en su propia supervivencia frente a la pandemia. Pero no han podido proporcionar el apoyo necesario para ayudar al mundo en desarrollo en estos tiempos peligrosos. 

Un Nuevo Acuerdo Global, basado en una globalizaci車n justa, en los derechos y la dignidad de cada ser humano, en una vida en equilibrio con la naturaleza, en la consideraci車n de los derechos de las generaciones futuras y en el 谷xito medido en t谷rminos humanos m芍s que econ車micos, es la mejor manera de cambiar esta situaci車n. 

El proceso de mundial de consultas en torno al 75? aniversario de las Naciones Unidas ha puesto de manifiesto que las personas desean un sistema de gobernanza global que cumpla sus expectativas. 

El mundo en desarrollo debe tener una voz mucho m芍s fuerte en la adopci車n de decisiones a nivel mundial. 

Tambi谷n necesitamos un sistema multilateral de comercio m芍s inclusivo y equilibrado que permita a los pa赤ses en desarrollo ascender en las cadenas de valor mundiales. 

Hay que impedir los flujos financieros il赤citos, el blanqueo de dinero y la evasi車n de impuestos. Es esencial que se logre un consenso mundial para poner fin a los para赤sos fiscales. 

Debemos trabajar juntos para integrar los principios del desarrollo sostenible en la adopci車n de decisiones financieras. Los mercados financieros deber芍n ser socios plenos en el cambio de la corriente de recursos desde lo marr車n y lo gris hacia lo verde, lo sostenible y lo equitativo. 

La reforma de la arquitectura de la deuda y el acceso a cr谷ditos asequibles deber芍n crear margen fiscal para que las inversiones avancen en la misma direcci車n. 

Estimados amigas y amigos,

Nelson Mandela dijo: ※Uno de los desaf赤os de nuestro tiempo ... es volver a inculcar en la conciencia de nuestro pueblo ese sentido de solidaridad humana, de estar unos para otros en el mundo y por y a trav谷s de los dem芍s§. 

La pandemia del COVID-19 ha hecho que ese mensaje adquiera m芍s fuerza que nunca. 

Nos debemos los unos a los otros. 

O luchamos juntos, o nos desmoronamos. 

Hoy, en las manifestaciones por la igualdad racial ... en las campa?as contra los discursos de odio ... en las luchas de las personas que reclaman sus derechos y defienden a las generaciones futuras ... vemos el comienzo de un nuevo movimiento. 

Ese movimiento rechaza la desigualdad y la divisi車n, y une a los j車venes, la sociedad civil, el sector privado, las ciudades, las regiones y otros en torno a pol赤ticas en favor de la paz, nuestro planeta, la justicia y los derechos humanos para todos. Ya est芍 cambiando cosas. 

Ha llegado la hora de que los l赤deres mundiales decidan: 

?Sucumbiremos al caos, la divisi車n y la desigualdad?

?O corregiremos los errores del pasado y avanzaremos juntos, por el bien de todos?

Estamos en un punto de inflexi車n. Pero sabemos de qu谷 lado de la historia estamos. 

Muchas gracias.

 

D赤a Internacional de Nelson Mandela

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